Esta es la historia de un sábado,
de no importa que mes,
y de un hombre sentado al piano,
de no importa que viejo café.
Toma el vaso y le tiemblan las manos,
apestando entre humo y sudor,
y se agarra a su tabla de naúfrago,
volviendo a su eterna canción. {Ana Belén}
Quizás no era sábado, pero llamó mi antención aquel hombre sentado al piano y su admirador que a lo mejor recordaba momentos con la canción de aquel piano. Aventura Mall, Miami 2000